|||||
Inicio
Data.Chaco
Urbano
Vademécum
El Pelafustán
RSS

24.9.07

Rozas sigue perdiendo


José Luis Brés Palacio

A una semana de los comicios en Chaco, el escrutinio definitivo sigue sin que la realidad electoral de hace siete días se haya modificado: Ángel Rozas sigue perdiendo. Pero, algo más que votos entraron en ronda en nuestra provincia a partir de que la Alianza Frente de Todos decidiera entrar en este pantano del “fraude sí”, “fraude no”, “demoremos y al que no le guste que se embrome” de cuyo fango el ex caudillo parece no querer salir y, tras cada manotazo, lo único que logra una y otra vez es hundirse cada vez más.
Dicen que el pueblo se equivoca, como exigiendo a un pueblo que literalmente muere de hambre y que detenta los índices de analfabetismo estructural y funcional como los que construyó la Alianza en Chaco en los últimos doce años, que tenga “cultura política” de fuste. Pero, “Vox populi, vox Dei”.
Dicen que lo que están intentando los perdedores es encontrar un resquicio por donde filtrar el fraude que les permitiría salirse con la suya.
Dicen que a lo que el aliancismo se resiste es a entregar el poder acumulado durante más de una década.
Dicen que lo que no temen algunos ex winners es quedar sin fueros por posibles investigaciones sobre sus patrimonios.
Dicen que, de lograr su objetivo los del capanga de Pinedo, los del otro lado incendiarán la provincia.
Dicen que el jinete líder de las Cabalgatas de la Fe increpó duramente a Aída Ayala, no por no haber encontrado un asesor de imagen que mejore en algo su inefable aspecto, sino por haber sacado más votos que él.
Dicen que el puño crispado de las imágenes de la campaña aliancista llegó, en más de una oportunidad, al mismo rostro de Roy Nikisch.
Dicen que el lema de campaña: “Con la fuerza de Rozas” sólo resultó ser un mecanismo “piantavotos”.
Dicen que lo que más perturba al ex invencible es que Capitanich le haya ganado con la estrategia que le permitió a él mismo llegar al poder en 1995.
Dicen que dicen que dicen que dicen...
Lo cierto es que, tras perder las elecciones, Ángel Rozas sigue perdiendo.
Rozas sigue perdiendo credibilidad, al no asumir una derrota que sabe (como todos nosotros) es irreversible (al menos sin trampas).
Rozas sigue perdiendo hasta en sus propias filas, porque su tozudez sigue empujando a su propio partido y a sus “socios” al abismo de la debacle, ahora sí vergonzante.
Rozas sigue perdiendo el tiempo (y nos los está haciendo perder a todos) intentando ver un bosque donde hay un desierto.
Rozas sigue perdiendo, aunque se salga con la suya y logre su objetivo sin legitimidad alguna.
Rozas sigue perdiendo.

Leer más

Rozas ya perdió


Fito Paniagua

Aun cuando con el escrutinio definitivo se revierta el triunfo del justicialista Jorge Capitanich –algo improbable, pero posible en el Chaco–, el radical Ángel Rozas no podrá dejar de sentirse derrotado. Más allá de los números finales, lo que queda claro es que el domingo 16 el electorado chaqueño le puso límites a la euforia rozista y eso, por sí solo, representa un duro golpe para quienes durante doce años gobernaron la provincia como capangas.
Si bien el “provisorio” triunfo de Capitanich fue ajustado, 2.005 votos, la derrota de Rozas fue demoledora –el golpe tuvo la misma “fuerza” con que el radicalismo pensaba ganar las elecciones-, porque el líder radical aparecía “invencible” aun después del cierre de los comicios, cuando se dieron a conocer dos encuestas en boca de urna que le adjudicaban una victoria por 10 puntos, superando el 50 por ciento de los votos. Un papelón.
Hasta último momento, Rozas confiaba en los votos de Resistencia, pero en la capital chaqueña el candidato radical a gobernador sacó menos que la intendenta Aída Ayala, que logró su reelección pese a su gestión de neto corte “festivalero”.
Después, el ex gobernador urdió la estrategia de las “irregularidades” en la confección de los telegramas, dijo que ganaría por 2.700 votos y pidió esperar el escrutinio definitivo, con la esperanza de revertir los resultados del escrutinio provisorio. Rozas buscó con la incertidumbre amortiguar el golpe de haber perdido su condición de líder indiscutido.
Tras ocho años de gestión (1995-2003), Rozas dejó a la provincia altamente endeudada, debilitada institucionalmente, con índices sociales alarmantes… A través de un poderoso aparato de prensa y comunicación, fundó su liderazgo en la publicidad de cuanto muro perimetral levantó y convirtió a los poderes Legislativo y Judicial en cuerpos disciplinados y obedientes. Lo mismo hizo con la prensa, a través del financiamiento con fondos públicos a periodistas y a medios y empresas de comunicación.
El rozismo trasplantó en el Chaco elementos semifeudales en lo económico, social y político, que condujeron a la provincia a profundizar aún más su condición de distrito periférico. El Chaco es actualmente una provincia rezagada no sólo en lo económico y social, sino también en lo político e institucional.
Rozas gobernó la provincia como capanga, volvió a postularse confiado en que la “peonada” lo votaría sin pensar y terminó la larga noche de los comicios como capanga: resistiéndose a la derrota.

Leer más

Data.Chaco

Urbano

Vademécum